Energía en todas partes 

La energía ha constituido una pieza clave para el desarrollo de la humanidad. Desde su existencia, el ser humano ha necesitado la energía para sobrevivir y avanzar. Pero ¿qué es la energía y por qué tiene tanta importancia? La energía es la capacidad de los cuerpos para realizar y producir cambios en ellos mismos o en otros cuerpos. En otras palabras, la energía es la capacidad de hacer funcionar las cosas, de ponerlas en movimiento o transformar algo.

Para entender la importancia que hoy día tiene la energía, basta con remontarnos un poco a la historia y hacer un breve recuento de las actividades del ser humano y su evolución. En los primeros tiempos, se usaban únicamente su fuerza, para alimentarse, divertirse y comunicarse con los demás. Esto significa que utilizaba su propia energía física, en la caza, pesca, recolección de frutas silvestres, confección de sus rudimentarios vestidos y viviendas, etc. Con el crecimiento de la población y el desarrollo de la inteligencia, el ser humano comienza a incrementar el rendimiento de su propia energía mediante el uso de utensilios y algunos instrumentos: para puntas de lanzas y flechas, arco para disparar con más energía sus flechas, martillos para golpear con más fuerza, etc. Hoy en día y con el transcurso del tiempo, la energía se presenta de formas diferentes, la utilizamos en la industria, el transporte, para calentar la comida e iluminar nuestras casas. 

Dentro de la clasificación de energía, podemos distinguir energías renovables  como la eólica, hidráulica, solar, geotérmica, entre otras. Por otra parte, las energías no renovables son aquellas que existen en cantidad limitada en la naturaleza, no se renuevan a corto plazo y por lo tanto se agotan. Las más comunes son los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), y los combustibles nucleares (uranio y plutonio). Su utilización crea graves problemas ambientales, por ejemplo, la contaminación del aire y el agua, la producción de residuos, etc.

Continuando, la energía presenta una serie de características que ayudan a comprender su importancia. Se transforma: una forma de energía puede transformarse en otra; por ejemplo, la energía solar se transforma en otra forma de energía, llamada energía química, a través de la fotosíntesis. La energía se transfiere: esto significa que puede pasar de un cuerpo a otro, como ocurre al pedalear para hacer avanzar una bicicleta o cuando la energía eléctrica se transfiere en forma de calor a los alimentos, aumentando su temperatura. La energía también se degrada, porque cuando se transforma no se puede aprovechar toda esa energía, ya que generalmente en ese proceso se degradó energía en forma de calor. Por último, la energía se conserva: en cualquier transformación la energía se conserva ya que no se crea ni destruye, siendo constante.










Las fuerzas


Cuando pateas una pelota haces fuerza con el pie. Cuanto mayor es la fuerza, más lejos llegará la pelota. Si ayudas a empujar un auto que se ha quedado detenido, tenés que hacer fuerza. También para doblar un trozo de alambre hay que hacer fuerza. Las personas pueden reconocer cuándo ejercen una fuerza sobre algún objeto; pero no sólo los humanos ejercemos fuerzas. Un caballo hace fuerza para tirar de un carro, o que el motor de un ascensor hace fuerza cuando lo sube mediante los cables.

Existen muchas situaciones en la vida diaria en las que es posible reconocer fuerzas. ¿Cómo darse cuenta de que una fuerza está actuando sobre un cuerpo? La existencia de fuerzas se reconoce por los efectos que producen, al igual que las manifestaciones de la energía. En general se distinguen dos tipos de efectos: cuando un cuerpo se deforma o se rompe, como sucede con un alambre al ser doblado, una gomita al ser estirada o un resorte al ser comprimido, se atribuyen estas deformaciones o rupturas a la acción de alguna o algunas fuerzas.

Los cambios en los movimientos también son atribuidos a las fuerzas. Si en un partido de fútbol se patea una pelota que es atajada o desviada por el arquero, se pueden reconocer fuerzas ejercidas por ambos jugadores sobre la pelota. El jugador que pateó ejerció una fuerza sobre la pelota, que la hizo pasar del estado en que se encontraba, quieta, a un estado de movimiento; pero el arquero también ejerció una fuerza, sobre la pelota, porque si la atajó la pelota que se movía se detuvo, o si la desvió, tomará otro rumbo.

De este modo una de las características de la fuerza es que la interacción entre dos cuerpos puede ser por contacto directo, como los ejemplos mencionados anteriormente, o a distancia que no implican un contacto entre cuerpos.

En base a ello, podemos decir que los cuerpos u objetos por sí solos no poseen fuerza, sino que la misma es producto de la interacción entre dos o más cuerpos, donde uno de ellos ejerce una fuerza sobre el otro.

Por último, cabe destacar que el científico inglés Isaac Newton, a partir de sus estudios buscó relacionar los conceptos de fuerza y movimiento con la masa de los cuerpos, estableciendo tres importantes leyes.



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